...tenemos una situación que nos sobrepasa. Tomada la decisión, sólo nos queda elegir el/ la mejor profesional para nosotros.
A continuación os daré algunos tips para escoger un/una buen/a terapeuta:
1- Profesional habilitad@ y capacitad@.
Aunque resulte obvio debemos asegurarnos que es licenciad@ en psicología. Debe estar colegiad@ ( lo podemos comprobar en la web del colegio oficial de Psicólogos). Además para poder ejercer en un centro privado debe tener también la titulación de Psicólogo General Sanitario ( lo que nos garantiza su formación y experiencia). Será un especialista cualificad@ y con la formación específica para tratar nuestra situación.
La formación continuada y, sobre todo, salud emocional del / de la psicólog@ en esta profesión es imprescindible. Podéis preguntarle abiertamente si sigue una terapia personal.
2- Buena conexión terapeuta-paciente: Conectar y empatizar.
La relación no debe ser de amistad y debe inspirarnos la confianza suficiente ya que vamos a contarle aspectos muy personales. Sabrá escuchar de forma activa, no sólo importa lo que contamos sino cómo lo hacemos. Si a los conocimientos y la experiencia le añadimos la capacidad de empatizar y conectar con la persona será un plus añadido en la eficacia del tratamiento. Debe transmitir confianza y tranquilidad. En definitiva, será algo similar a sentir eso que dicen: “ por fin alguien entiende lo que me pasa”.
Una de las mejores garantías de que podrá acompañarte como necesitas es que ella/él mismo, haya ido a terapia, haya hecho su propio proceso de psicoterapia personal, y más aún, que sigan yendo a terapia de forma más o menos continuada. En esta profesión, como en la mayoría de las llamadas “profesiones de ayuda” (profesorado, trabajador@s sociales, terapeutas ocupacionales, coach,...) es vital que quien acompaña sepa acompañarse para evitar proyectar en el otro lo que le sucede, para poder dar un acompañamiento de calidad al haber integrado a nivel personal muchas situaciones que, fácilmente, saldrán en sesión.
3- No debe juzgar
Una terapeuta no está para juzgarnos sino para acompañarnos. Será así cuando sintamos que nos acepta tal y como somos. Al contarle lo que nos sucede, no debemos sentir que nos juzga, su trabajo es evaluarnos y así poder determinar el tipo de intervención. Es la persona, si notas un clima de cercanía en el que puedas hablar sintiéndote confiad@,
aunque si tiendes a ser desconfiad@ puedes darte un poco más de tiempo.
4- Realizar un buen diagnóstico
“Si antes de hablar contigo empieza a tratarte, no es la persona que buscas”
Un buen diagnóstico es clave para el éxito de la terapia, pero más lo es, las habilidades del terapeuta para respetar los tiempos del proceso y los tuyos. Nuestra primera entrevista será para toma de contacto, recogida de información, pero también para notar cómo te sientes con esa persona.
Todas las terapias con evidencia científica empiezan con una evaluación del problema. Las primeras sesiones notarás que el/la profesional puede dedicar más tiempo al análisis y hacerte preguntas, es normal. Una vez realizada esta fase es interesante que nos devuelva el feedback de lo que está viendo desde fuera, de una propuesta de tratamiento y nos cuente cuál es su idea aproximada, según su experiencia, del tiempo que puede extenderse el proceso (meses, años,...) para que podamos organizarnos en cuestión de reservar tiempo y económicamente.
5- Plan de intervención o tratamiento
Debe explicarnos en qué consiste el proceso, su duración aproximada, cómo se van a desarrollar las sesiones, que tipo de terapia es la más adecuada en nuestro caso, las pautas para trabajar y los objetivos a conseguir.
En psicología hay distintos tipos de terapia, cito algunas:
* cognitivo-conductual: terapia que actúa tanto en actos como en pensamientos
* sistémica : entiende los problemas desde el marco contextual y se focaliza en comprender y cambiar las dinámicas de las relaciones ( familiares, de pareja, laborales).
* gestalt o humanista: Hecha para desarrollar el potencial humano. Utiliza el método “darse cuenta”, ser conscientes del aquí y ahora.
En definitiva, debe disponer de todas las herramientas para poder usarlas según nuestro caso.
6- No dice lo que tenemos que hacer:
Un buen terapeuta no dirá lo que tenemos que hacer, pero sí nos ofrecerá las herramientas para que nosotros mismos seamos capaces de resolver las situaciones conflictivas. Nos enseñará a reconocer y modular nuestras emociones, nos presentará alternativas para superar las barreras que impiden nuestro crecimiento.
En definitiva nos ayudará a encontrar nuestra mejor versión.
7- Honestidad:
Conocerá dónde están sus límites, y en ese caso no debe dudar en derivarnos con otr@s colegas cuando no se vea capaz de ayudar. Su principal motivación debe ser el de servir y ayudar a recuperar la salud.
Resumiendo: Un/a buen/a terapeuta será una persona accesible, que inspire confianza, que no juzgue, que sepa escuchar pacientemente y que se sienta involucrada/o con el problema para orientarnos con imparcialidad. Nos ofrecerá un espacio seguro donde expondremos nuestras experiencias ,miedos y emociones.
Evaluará nuestra salud mental y trabajará para cambiar nuestros pensamientos, conductas y emociones ayudándonos a desarrollar hábitos de conducta más saludables y eficaces que favorezcan nuestra autoestima y autonomía como ser humano.
En definitiva, para encontrar un/a buen/a terapeuta sólo mide el grado de confianza que sientes, y también puedes preguntar lo que necesites. Todo lo que debe hacer es trabajar a nuestro lado, en equipo, para construir o reconstruir nuestro bienestar viviendo desde nuestra mejor versión.
Equipo Instituto SIKO