Testimonios

EL COLOR DE MI CRISTAL En la vida de algunas personas, hay épocas en las que parece que todo se confabula en contra nuestra… ¡Hasta nosotros mismos! En esos momentos un cristal oscuro vela nuestros ojos y nos hace ver todo lo que nos rodea de un color gris, tan intenso, que casi se diría negro… ¡Es el color que tiene la depresión! Tocas fondo, y cuando estás ahí abajo, en el “pozo”, es muy difícil salir a la superficie. No tienes fuerzas, no ves el camino… ¡Necesitas ayuda! A veces, familiares y amigos intentan ayudarte, pero tú sigues sin ver la salida…Y entonces, alguien te sugiere que lo intentes con la ayuda de un profesional, con una persona “especializada en lo que a ti te pasa”… Así fue como llegué a la consulta de Vanesa Casado, buscando la ayuda profesional que necesitaba, con mucha necesidad de salir del pozo, de superar la depresión, de dejar de sufrir y de curarme…Mi vida en esos momentos se desmoronaba, sobre todo profesionalmente, pero mi familia, mis hijos y mi marido, acusaban también las consecuencias…Me puse en sus manos y confié en ella… Desde el primer día establecimos una relación terapeuta-paciente, en la que yo tenía mucho que ganar y nada que perder… Me quedó claro que su intervención consistiría en prestarme la ayuda que necesitaba, pero que ERA YO quien tenía un trabajo personal que hacer, que la “magia” de la psicología no consistía en curarme con una “varita”, sino en orientar mis pensamientos, mis sentimientos y lo que yo hacía, en la dirección que ella me iba indicando en cada sesión… ¡Yo tenía que actuar y hacerme cargo de mi vida! Porque mi vida es mía y solo yo puedo decidir como puedo vivirla… A lo largo de los meses que duró la terapia, hubo momentos duros, emociones intensas, llantos, risas, abrazos terapéuticos (que llegaron en los momentos más necesarios)…Ejercicios y actividades, es decir “deberes” a realizar, de lo más variado: lecturas, relajación, deporte, terapia de grupo, y hasta un precioso viaje para reencontrarme con una amiga de la infancia… Todos ellos fueron las “medicinas” que poco a poco me fueron curando, que poco a poco transformaron el gris oscuro, casi negro de los cristales que cubrían mis ojos, en unos cristales transparentes, incoloros, que desde entonces me permiten ver la realidad que me rodea tal y como es, con toda la paleta de colores que tiene la vida… No la veo de color de rosa, puesto que no es esa su verdadera tonalidad, la veo como es…con sus luces, con sus sombras…Y lo mejor de todo es, que siendo consciente de ello… ¡Aprendí a elegir durante cuánto tiempo miro la gama más fría y oscura, y cuánto tiempo le dedico a la más luminosa, brillante y cálida! Superé mi depresión gracias a la ayuda profesional que me prestó Vanesa, y el día que me dio el “alta”, además de un profundo agradecimiento hacia su persona y hacia el trabajo que había hecho conmigo, me llevé de su consulta un montón de “herramientas” que voy utilizando en la medida que mi pericia me lo permite, para construir mi vida, para hacer mi propio “bricolage”… Y la más valiosa de todas: esos cristales transparentes, a través de los cuales, desde entonces, protejo mis ojos y veo la vida… ¡Sólo siento, no haberme encontrado a Vanesa antes, cuánto sufrimiento inútil me habría evitado! ¡¡ GRACIAS!!